Ya es de todos conocidos que la Cumbre de Copenhague no llenó las expectativas que se tenían de un acuerdo real y vinculante, que permitiera reducir las emisiones de dióxido de carbono lo suficiente para evitar el calentamiento global del planeta por encima de los 2 grados, y evitar así una catastrofe ambiental en los próximos años. El resultado fue un "acuerdo de mínimos" que no es más que un compromiso débil que no solucionará nada (pueden ver la versión en inglés del Acuerdo de Copenhague en la sección de Eco-Documentos, columna izquierda de este blog).
No hay mucho más que decir al respecto, sólo que una vez más nuestros líderes mostraron su incapacidad en ponerse de acuerdo al fallar miserablemente en una meta tan vital e importante para todos. La falta de compromiso real de parte de las grandes potencias como los Estados Unidos, y de las naciones emergentes como China e India, que en este último caso no quisieron "sacrificar" el mal llamado "progreso" que están experimentando, en aras de un interés mayor, puso en evidencia el que nuestra especie inteligente y dominante en este planeta, no parece entender que protegiendo nuestro entorno, nos protegemos a nosotros mismos. Una vez más la lucha de poder entre los poderosos y los intereses económicos particulares que según expertos ejercieron en la sombra las grandes corporaciones de la industria de los combustibles fósiles a nivel mundial, privaron frente al interés común de la presente y futuras generaciones. Tal como lo dijo una vez Al Gore..."Tenemos lo necesario contra el calentamiento, salvo voluntad política".
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Ahora bien, debemos reconocer que países del Continente Africano presentaron propuestas sostenibles, los países de la Unión Europea estaban dispuestos a un acuerdo obligatorio y vinculante, e incluso países latinoamericanos como Brasil tuvieron posturas alentadoras en la búsqueda de un acuerdo más ambicioso, y aunque lamentablemente no fueron lo suficientemente enérgicos y se dieron por vencidos en lugar de imponerse, en el fondo demuestra que no todo está perdido, porque éstas y otras naciones concientes y preocupadas seguirán luchando e implementando voluntariamente los planes adecuados y las reducciones necesarias para combatir el calentamiento global.
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Por otro lado, considero que si hubo un éxito en Copenhague fue de la sociedad civil, ya que como nunca antes hubo movilizaciones, demostraciones, y unión entre todos, no importando la raza ni las creencias, y sólo teniendo como única meta luchar por salvar a nuestro planeta y por lo que es mejor para la humanidad. Si bien es cierto que se perdió una gran oportunidad, debemos mantenernos positivos y donde fallaron nuestros líderes, sigamos demostrando que como sociedad civil sí estamos dispuestos a ponernos de acuerdo en hacer los cambios necesarios en nuestra vida diaria, en nuestros hábitos de consumo, y en nuestra forma de pensar y actuar en definitiva, sigamos adelante luchando por cuidar de nuestro hogar a gran escala, nuestro planeta, y esperemos que en la próxima cumbre que convoque a los mandatarios, éstos puedan ver más allá de sus intereses particulares, y hagan lo que tengan que hacer de su parte por evitar el calentamiento global, porque nosotros los activistas y la sociedad en general sí haremos nuestra parte.
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